Claro que podemos

Elisa Mariño
5 min readJun 7, 2021

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Hoy he leído la enésima declaración sobre como las mujeres necesitamos referentes, que si no tenemos que ponernos límites y blablabla. El caso es que las mujeres triunfadoras que hacen esas declaraciones suelen seguir un patrón. Primero te dicen que ellas nunca, nunca, nunca han sufrido discriminación. Pero luego, si sigues leyendo, te das cuenta de que si, sí la han sufrido porque te describen situaciones de discriminación.

Ejemplo: “Yo no he sufrido discriminación en la carrera, sólo he tenido que demostrar lo que valía haciendo los trabajos de grupo sola.” Osea, que le tocó trabajar por 3 o por 4.

¿Alguien se cree que eso le pase a Aznar Junior? ¿A Casado? ¿Os suena Zuckerberg? Sin contar que Elon Musk tuvo accionistas para Tesla a los 32. ¿Alguna suposición de porqué a los hombres jóvenes no les pasa lo mismo? Curioso…

“Yo no he sufrido discriminación, solo que mis iguales me tomaban menos en serio por ser una mujer joven” Traducción: Le tocó esforzarse más para que le hicieran caso.

“Yo no he sufrido discriminación, pero no llegue hasta mi puesto hasta que ningún hombre lo quiso” Dicho en plata, te has comido el marronaco que nadie más quería.

Y así una detrás de otra, pero el “problema” es que no tenemos referentes femeninos o el síndrome de la impostora o, bueno, que no tenemos ambición. Ajá.

Pues mira, yo tengo otra opinión políticamente incorrecta. Tras pasarme media vida escuchando a cierto hombres diciendome que no era capaz de algo que, de hecho ya había hecho, he llegado a la conclusión de que muchas veces el problema no es que no creamos en nosotras mismas, si no que quien tiene la pasta no cree en ti. Que quienes tienen poder y deberían darte reconocimiento, cuando al final les sacas el marrón que sus “amiguis” tios no, deciden que “no era para tanto” y así.

Vamos, que quienes necesitan los referentes femeninos son esos niños y no tan niños que te sueltan como si tuviera sentido que “las mujeres no han contribuido a la ciencia”. Y lo hacen escribiendo en internet, que ni siquiera sería posible sin Ada Lovelace, Hedi Lamarr, Grace Hooper y unas cuantas más.

Es curioso, porque “señoros” que presumen de saber COBOL, te hablan de cómo la informática es cosa de hombres y blablabla, pero resulta que el COBOL era cosa de Grace Hooper. Y esto que pasa en informática, se puede ver en otras áreas.

Pues mira, aquí voy a ser políticamente incorrecta y decir que lo mismo la cosa no va tanto de convencernos a las mujeres de que podemos hacer cualquier cosa. Eso está muy bien pero si luego tienes que demostrar por 3 o por 4, sigues estando en desventaja. A lo mejor toca ser más claras sobre la carrera de obstáculos que se van a encontrar. Explicar la vez que te pagaron menos porque “¿Y si te quedas embarazada?” o la vez que le dieron el ascenso a tu compañero porque se iba de cañas con el jefe. O la de que te tocó hacer horas extra para terminarle el proyecto estrella a menganito, que “es superbueno, pero se pierde en los detalles” y que luego no te dieron crédito.

Y si, contar todas esas situaciones incómodas y zancadillas que te has encontrado. En primer lugar porque así puede que a las niñas ya no las pillen tan de pardillas como nos pillaron a nosotras y vayan preparadas. Y en segundo lugar porque así, los que dicen que las mujeres “elegimos trabajos más fáciles” se den cuenta de que no, que en un país con tanto paro como el nuestro donde a las mujeres les suele caer el cuidado de los niños y los abuelos, se trabaja en lo que se puede y gracias.

El problema no es que las niñas no se vean de directivas, es que tras una carrera, un par de masters y 2 o 3 idiomas, les ofrecen puestos de secretaria, tal vez de becario de algo o, con suerte, un trabajo temporal. Y la que tenga facturas lo va a aceptar. Y si, a los chicos también les pasa, pero ellos suelen tener mas ofertas porque los jefes se ven reflejados en ellos y ven “potencial”, mientras que en nosotras, salvo que tengas un CV impresionante, solo verán alguien “del montón”. Y aún más raro es que te asciendan.

Yo disiento en lo de que las niñas y mujeres no son ambiciosas. Casi todo el mundo empieza con sueños. Desde el chaval que quiere ser futbolista, la niña que quiere ser influencer, los que quieren ser ingenieros, arquitectos y así varios trabajos medio molones (barrendero o camarero aún no los he visto en la lista). Pero luego te llega la dosis de realidad en la que ves lo que sí es posible. La cuenta de “mierdajobs” es un buen ejemplo de esto. Pero la verdadera hostia de la realidad, viene cuando a las chicas que buscan trabajo, las ofrecen sexo. Pues claro que después de eso el trabajo de secretaria te va a parecer bueno, no te jode.

Pues ahí, superdirectivas chupi, lo mismo toca que en lugar de empeñaros en “darnos referentes femeninos”, paséis una apisonadora por la carrera de obstáculos. Que en lugar de proteger los sentimientos de esos compañeros a los que les va a sentar como el culo que les digas “oye, aquella vez que me quitaste el crédito por el proyecto “WoW” o que no me diste crédito por ayudarte, fuiste sexista”. Pero ¿a quién voy a engañar? No lo harán porque saben que si les hacen sentir incómodos, les cerrarán puertas. A fin de cuentas, aunque ellas hayan llegado, su posición es más precaria que la de los compañeros.

Así que ahí va mi sugerencia: ofreced referentes femeninos a los niños y a los hombres, preguntadles a los hombres triunfadores cuales son sus referentes femeninos. Y si no os dan ninguna mujer, miradles con pena, porque lo más seguro es que haya alguna o varias mujeres en su vida que les han puesto las cosas más fáciles y ni siquiera son conscientes. ¿O queda algún programador que no use compiladores? Pues eso.

Y es que no sirve de nada que nos pasemos la vida demostrando lo que podemos hacer, si luego el crédito se lo van a dar a otro. O vas a ser ignorada de todos modos y al final lo que queda es el comentario malintencionado junto a la máquina del café de que “estas ahí por cuotas” o “porque te tiras al jefe”. Y naturalmente dicho por el clásico “recomendado” que no ha demostrado nada, pero al que se le presupone valía a menos que la cague mucho. O a veces aunque la cague.

Resumiendo: Claro que podemos y la mayoría ya lo sabemos. El problema real es que nos den crédito por ello y que, cuando lo hagan, no se permita a los imbéciles echar mierda. Tal cuál.

Ellas ya lo hicieron, pero a algunos señoros les sienta mal. Probablemente porque ellos no pueden.

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Elisa Mariño
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Written by Elisa Mariño

Fiction is the art to tell lies to show truths. Politics is the art to use truths to tell lies.

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