Coincido que es muy complicado y que al final eres quien tiene la última palabra. Personalmente creo que la rutina puede hacer que no valoremos lo que tenemos y que idealicemos el pasado, cuando no teníamos tantas responsabilidades y la vida era más simple. Pero eso no hace que lo que sentimos sea menos válido.

Tal vez, si hay una parte de ti que se sentiría culpable, habría que preguntarse si te arrepientes de no haber ido con Gastón o si es que echas algo de menos en tu relación que puedas buscar con tu marido. A veces se puede intentar reanimar la chispa.

Lo que esta claro es que si sigues adelante y luego tu marido se entera, le va a doler y puede suponer una ruptura. También que esas cosas terminan saliendo. Seguir adelante es asumir un riesgo real de herirle. Imagina por ejemplo, que tu marido se cruza con una de tus amigas con las que supuestamente estabas tomando el café, la saluda amigablemente, y así, de pasada, le comenta "menuda os marcasteis el otro día" (porque si un café pasa a copas, es que te fuiste de fiesta) y ella responde, "¿como?" Pues ahí, de forma casual, él ya tendría sospechas de que algo no encaja.

Y luego la vuelta de hoja, si tu has podido engañar a tu marido, ¿habrá podido él hacer lo mismo? Las dudas y la desconfianza pueden ser muy malas. Antes que eso me plantearía hablar con tu marido y tantear si aceptaría una relación abierta. Al menos así no le engañas y no traicionas su confianza. Pero tu le conoces mejor, tal vez sea algo que jamás aceptaría. Pero aquí ya hablo desde mi opinión personal, puede no ser lo que mejor te venga.