Distopías presentes: cuando sucede lo peor
Una de las pocas personas que me lee me recordó que hará aproximadamente un año, cuando nadie imaginaba el COVID-19, escribí esto:
Lo escribí de cara a unas elecciones que ganó Pedro Sánchez en la que algunos partidos de derecha radical proponían cosas como quitar la sanidad pública. Si hubieran ganado ellos las elecciones, habrían debilitado la sanidad pública en favor de “copagos” y estaríamos ahora pagando entre 300 y 800 euros por cada test en la privada.
Ahora vuelven sobre lo mismo, quitar la sanidad a inmigrantes. Porque claro, en mitad de una pandemia, es una idea fantástica no tratar a los contagiados. Especialmente aquellos que por el tipo de trabajo que tienen, puede que estén cuidando niños y ancianos. Porque si, muchas señoras de la limpieza o cuidadoras, son inmigrantes. ¿Repartidores de los que ahora traen la compra a casa? Inmigrantes. ¿Limpiadores? Pues si, muchos son inmigrantes. ¿Cajeros y reponedores de super? Lo habéis adivinado.
También parecen superpreocupados por las mercerías y otros negocios porque se ve que la economía les preocupa mucho más que las vidas. ¿Cuarentena? De qué. Pero mira, seguro que salen a los balcones de sus áticos del barrio de Chamberí o en sus “humildes” chalets de 4 millones de Euros a poner el himno.
Pues mira, un año después, me reafirmo en lo que dije, porque si nos llega a pillar la crisis con estos estaríamos aún peor.
Y efectivamente, cuando termine la crisis del COVID-19 habrá que analizar lo sucedido y buscar responsabilidades. Pero ahí, estaría bien acordarnos de que las comunidades autónomas tienen las competencias de sanidad desde hace décadas y en algunas como Madrid, llevaban varias legislaturas de recortes pese a las protestas del personal sanitario.
Lo mismo ahora toca hacer memoria y plantearnos que si no teníamos suficiente stock de material sanitario, el problema no es sólo del tiempo que tarde el gobierno central en conseguir más, el problema es que tenías tu sanidad infradimensionada porque el “truqui” era que te fueras a la privada y pagases. O ceder la gestión de los hospitales públicos a las empresas privadas. Eso si, lo chungo que lo tratasen otros, que entonces sube el coste por paciente.
Durante varias legislaturas escuchamos a Rajoy hablar de “la herencia de Zapatero” para justificar absolutamente todo lo que iba mal. Pues bien, la sanidad madrileña, la comunidad más afectada por el COVID-19 lleva 25 años en manos del PP, sigue en manos del PP. ¿Cuándo van a responsabilizarse de sus propias políticas?
Este es un buen momento para la reflexión, porque nuestros sistema sanitario no es el resultado de estos últimos meses, si no de años, incluso décadas. Pero más importante aún es que aprendamos para un futuro, porque estas crisis son periódicas y la próxima podría ser incluso peor.