Iba a escribir otra cosa, algo más positivo e inspirador y todas esas cosas a las que se suele aspirar cuando escribes de estos temas. Pero la verdad es que esa versión se quedará para siempre en mis borradores.
Es el segundo año que me uno a la huelga pese a que no me gustan las huelgas, no me gustan las manifestaciones, ni los gritos, ni las consignas. Ni siquiera tengo claro que las manifestaciones vayan a cambiar gran cosa, porque a los políticos se les da muy bien salir en la foto y usar la retórica para justificar alianzas con partidos que nos quieren quitar derechos o, directamente, para encontrar nuevas formas de explotarnos.
Entonces, ¿qué sentido tiene que haga huelga? ¿Para qué me molesto? Pues porque hace falta que denunciemos los abusos mientras aún podamos. Porque estoy harta de ver noticias en las que un hombre asesina a una mujer y los comentarios se llenan de señores intentando justificarlo como que “pobrecito, su mujer quería divorciarse y quedarse con la casa (la casa siempre va primero para ellos, demostrando lo que les importa) y los hijos”. Y te lo sueltan hasta en casos en los que ni estaban casados, ni tenían hijos. Porque el mensaje en realidad va de que si no te quedas a recibir palizas y dejas que controlen tu vida eres muy mala, que denunciar es odio al hombre. Pegarte no, eso no es odio es “porque te quieren”.
Y en este mundo del revés que quieren vendernos, también somos culpables de los suicidios. Si un hombre asesina a su mujer y luego se suicida, la mala es ella. Si él le da palizas y ella se marcha con los niños para que no se lleven las hostias que se llevaba ella, la mala es ella. Si sales de fiesta y te violan, eres una puta y denuncias por rencor. Porque aparentemente si te violan, no puedes sentir rencor hacia los violadores, eso es odio a los hombres.
Y así una larga lista de abusos que quieren revestir como “romántico”, con un discurso edulcorado sobre que las mujeres tienen que ser “femeninas”. Como si hubiera algo de femenino en aguantar violaciones y hostias. Y me fastidia el discurso de “el hombre y la mujer son iguales en dignidad y respeto, pero diferentes y complementarios”, cuando lo que de verdad quieren decir es que volvamos a la cocina y nos dediquemos a tener muchos hijos “españoles” (que viene a querer decir blancos, porque también son racistas). Que se les llene la boca con la palabra “familia”, cuando desprecian a todas las familias que no cumplen el modelo de hombre dominante-mujer sumisa. Nada de gays, lesbianas, transexuales o cualquier otro tipo de sexualidad. Solo parir, como animales de cría.
Pero eh, no se te ocurra decirlo abiertamente, que hay que respetarles. A ellos, plural no mayestático, porque a nosotras pueden llamarnos lo que les dé la gana y tenemos que sonreír, no sea que se sientan ofendiditos, los pobres. Decir todo esto abiertamente se considera odio a los hombres. A todos, porque tienen a bien meter a los que NO hacen esto en el mismo saco para poder usarlos de parapeto a ver si les engañan para que les defiendan o así consiguen contenernos.
Por lo que se ve, ahora decir que basta de abusos es odio y políticamente incorrecto. Que esa es otra, ellos pueden hacer política sobre nuestros úteros, pero esta mal que nosotras hagamos política para pedir que nos dejen en paz. Y llegados a este punto voy a ser incluso menos diplomática. Si alguien te da una paliza, pedir que pare no es odio, pero si odiases a esa persona, sería algo normal, porque a la gente no le gusta que le peguen. Si te violan, lo mismo. Y si matan a alguien, es una reacción humana odiar a quien ha matado a quien quieres.
La retórica que intenta pedirnos calma ante los abusos, que sigamos aguantando y calladitas para no molestar, para no hacer sentir incómodos a los que les gusta mirar para otro lado, es una mierda y parte del abuso. Quieren vendernos que para poder vivir sin violencia, necesitamos la “protección del varón”. Y esa “protección” es un timo, porque cuando las mujeres eran sumisas, también las mataban, violaban y daban de hostias. Solo que no se hablaba del tema, “los trapos sucios se lavaban en casa” y a la que avergonzaban era ella porque “algo habría hecho para merecerlo”. Ya se sabe, la “violencia doméstica” es culpa de ellas, por no “satisfacer al marido”.
No suena bien, ni es inspirador porque no tiene que serlo. La frustración y la rabia son reacciones perfectamente normales ante la injusticia y no hay nada de justicia en cómo se están tratando los asesinatos, las violaciones y las palizas a mujeres.
Así que si, salimos. Y gritamos. Y tocamos batucadas o bailamos, porque aún buscamos modos positivos de pedir algo tan básico como poder vivir libres, sin miedo y sin violencia. Y a quien no lo entienda, es su problema, no necesitamos su aprobación o su permiso.
En fin, gracias por escuchar el desahogo. De vez en cuando hace falta soltarlo todo, sin filtros. Espero que dentro de una o dos décadas pueda escribir algo más positivo sobre el 8M, pero de momento así se queda. XD