La privatización del Soylent Green
La película original no tiene desperdicio. Es uno de esos casos en los que la ciencia ficción distópica. Año 2022: destrucción del planeta, vivienda ridículamente cara, hambre y deshumanización… Incluso en el horror que describen, parece que acertaron en todo. ¿En todo? ¡Bueno, aún no se está produciendo Soylent green!
Spoilers alert (de una película del 1973):
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Soylent green se hacía con los cadáveres de personas que se suicidaban por no poder aguantar la vida de mierda que les habían dejado. No es la única película que juega con procesar los cadáveres de los viejos y desesperados. Desde los Morloks de la máquina del tiempo a la Fuga de Logan. Parece que en los 70 les aterraba lo que pasaría si nos quedábamos sin agua y comida.
Cincuenta años después, muchas de sus predicciones se han cumplido:
- Los efectos acumulativos de la sobrepoblación, polución y catástrofe climática han causado escasez de comida, agua y vivienda. Check
- Sólo las élites pueden permitirse apartamentos espaciosos, agua limpia y comida natural. Check
- Las casas de la élite están fortificadas con sistemas de seguridad y guardaespaldas. Pues también me suena, sobretodo en la moraleja o la Finca. Check
- Normalmente incluyen “concubinas” referidas como muebles. Hola, mujeres y hombres florero. Check. Aunque esta parte en realidad no tenía nada de futurista y en los 70 ya pasaba.
- Los pobres viven en la miseria y comen comida altamente procesada. Pues mira, también.
La única gran diferencia es que no tenemos el Soylent green hecho con cadáveres de gente. Y diréis, bueno, nunca llegaremos a eso. ¿Cómo vamos a comernos a gente? Somos civilizados y blablabla.
¿Seguro? Hace unas décadas la idea de que volviera el nazismo era impensable y aquí estamos con la barbie nazi, manifestaciones de nazis legalizadas (mientras la feministas se prohíben), señoros amenazando con otro golpe de estado como el del 36 y gentuza, si, gentuza, que protesta porque le suban las pensiones a los abuelos. Bueno, a los abuelos que sobrevivieron pese a la orden que se dio en las residencias de ancianos de no derivarlos a los hospitales.
De ahí a que inicien una campaña para explicarnos las virtudes del canibalismo “civilizado”, es decir, después de procesar la carne para disimular. Que bien te pueden vender como algo ecológico y bueno para la dieta con tertulianos e influencer insistiendo en que los viejos y cadáveres libremente querían ¿eh? Y martilleo constante en los medios, tratando de enajenados a los que ante la idea de jodido canibalismo gritan y se indignan (¿por qué no mantienen la compostura? ¡Que histéricos! Se puede protestar, pero cuando gritas e insultas pierdes la razón, además hay que buscar el punto medio. ¡No es como si lo comieran directamente del ataúd, que está procesado!).
Claro que exagero, pero el mero hecho de que en el 2022 pueda imaginar que en nuestra versión del Soylent green empezaría como una campaña pública para hacer aceptable el negocio y privatizarlo luego cuando fuera rentable da miedo, mucho miedo. En nuestra nueva versión la gente lo aceptaría, siempre que el Soylent green fueran otros. No sé, inmigrantes, gays, trans y pobres en general.
Desde series como el 3% a Upload. La ciencia ficción en el 2022 es más limpia que la de los 70 y 80, pero no por eso da menos miedo. Esperemos que esta vez se equivoque.